16 noviembre 2009

Parábola de la Oración

Publicado por Grupo Asobe





"La oración es como un pozo de los deseos al que arrojas monedas.

En un pozo de los deseos, el pidiente se presenta al pozo, pide un deseo, arroja una moneda y espera que se cumpla.

Puede que el deseo se cumpla, pero no derivará de arrojar la moneda o no, sino de las circunstancias reales.

Si el deseo se realiza, el pidiente lo achacará a haber ido al pozo y arrojado la moneda.

Si el deseo no se realiza, el pidiente habrá perdido su moneda y no la recuperará.

En cualquier caso el pidiente le pide a alguien indefinido e inexistente el cumplimiento de su deseo.

La oración es igual.

Quién ora lo hace por dos motivos: para cumplir con un precepto religioso y en consecuencia ganarse el Paraíso o para pedir algo específico: salud, bienestar, felicidad, etcétera.

En ambos casos se invierte tiempo, irrecuperable. Al igual que arrojar monedas al pozo.

En ambos casos se dirige a un ser indefinido e inexistete, al igual que en el pozo.

Y, al igual que en el pozo, si la petición de la oración se cumple, se dirá que es por la oración y si no se cumple, se dirá que Dios tiene sus propios designios..."


Lo que es cierto es que no existe, al igual que en el pozo, relación entre el deseo y el cumplimiento del mismo.