21 diciembre 2009

¡Feliz Navidad!

Publicado por Grupo Asobe





Jesús, el dulce, viene...
Las noches huelen a romero...
¡Oh, qué pureza tiene
la luna en el sendero!

Palacios, catedrales,
tienden la luz de sus cristales
insomnes en la sombra dura y fría...
Mas la celeste melodía
suena fuera...
Celeste primavera
que la nieve, al pasar, blanda, deshace,
y deja atrás eterna calma...

¡Señor del cielo, nace
esta vez en mi alma!
 
Jesús, el dulce, viene... - Juan Ramón Jiménez  


En medio de los rezos de la novena, los pesebres (o belenes), las tarjetas con el niño Jesús y demás parafernalia de que la Navidad es la fecha del nacimiento de Jesús, hagamos un alto en el camino para analizar el origen de esta fiesta, que tanto vino, comidas y regalos nos trae.

Para empezar diré que Jesús no nació el 25 de diciembre, tampoco hubo ángeles anunciando su nacimiento a los pastores, ni tampoco nacimiento virginal. El absurdo católico de que María concibió siendo virgen, y que milagrosamente permaneció virgen después del parto, es una leyenda con estatus de sagrado gracias a las vueltas de la historia, que empezó con el emperador Constantino I El Grande (272-337).

Constantino fue el primer emperador romano que aceptó y legalizó al cristianismo en el año 321, dándole un gran estatus. Tras su decisión el cristianismo pasó de religión oprimida a ser la religión opresora. De no haber sido por su imperial decisión, hoy los carteles religiosos quizás dirían "Mitra te ama, aceptalo como tu salvador personal", y quizás las revistas Atalaya y Despertad serían publicadas por los Testigos de Mitra.

Gente religiosa serguiría existiendo, pero quizás el cristianismo sería una religión minoritaria como hoy lo es el judaísmo.

Ya en el artículo "El verdadero sentido de la Navidad" publicado hace días se mostró la tergiversación que los autores de los evangelios hicieron para hacer parecer que Jesús era el Mesías; como el autor de Mateo creo la historia de que Jesús nació de una mujer virgen y que era el cumplimiento de las profecías judías; y como el evangelista de Lucas hace un enredo de fechas que deja mal parada la Biblia como fiable.

¿Pero de dónde viene la celebración de navidad? La respuesta la podemos encontrar en la Enciclopedia de la Religión Católica, tomo IV:

“La razón que llevó la Iglesia Romana a fijar la festividad en ese día, parece ser su tendencia a suplantar las festividades paganas por otras cristianas. De este modo se originaron muchas de las actuales fiestas litúrgicas. Ahora bien sabemos que entonces en Roma los paganos consagraban el día 25 de diciembre en celebrar el Natalis invicti, el nacimiento del Sol Invencible, que después del solsticio, se engrandecía en fuerza y claridad. Símbolo del Sol era Mitra, divinidad oriental, cuyo culto había sido introducido en Roma en 274. De este modo, para hacer ocurrencia a la fiesta pagana consagrada al nacimiento del Sol natural (Mitra), la Iglesia comenzó celebrando este Sol novus...”

El mitraísmo fue una religión que nació en Persia (actual Irán) que tiene muchos aspectos parecidos al cristianismo. A finales del siglo III, se fundió la religión mitraica con el culto al sol y cristalizaron en la nueva religión del Sol Invictus. El emperador romano Aureliano la hizo oficial en el año 274, y cada 25 de diciembre se celebraba el festival del Natalis Solis Invicti (el nacimiento del sol invencible).

También en la temporada de diciembre se celebraban en Roma las saturnalia, o saturnales. Estas eran unas festividades hechas en honor al dios Saturno, en la que había bebida, comida e intercambio de regalos. Esta festividad también se denominaba fiesta de los esclavos, porque en ella los esclavos recibían más alimento, se podían vestir con ropas más finas. Las saturnales se celebraban del 19 al 25 de diciembre.

Volviendo al mitraísmo, esta religión tiene muchos parelelismos con el cristianismo, que como ateo los encuentro muy interesantes. Me remito ahora a la obra de Uta Ranke-Heineman, No y Amén (página 287):

"El entorno romano helenista ejerció una influencia decisiva en el desarrollo de la eucaristia en el cristianismo primitivo. Sobre todo la religión de Mitra tuvo importancia en este desarrollo. el Mesías cristiano pasó a representar más y más el papel que le había sido asignado con anterioridad a Mitra, un dios del cielo y de la luz, venerado primero en la antigua Persia y que, desde el siglo I a. C., tuvo numerosos seguidores en Occidente. Mucho de lo que se creyó primero de Mitra fue transferido luego a Jesús. Mitra nació un 25 de diciembre (por eso los cristianos celebran la Navidad el 25 de diciembre). Fueron unos pastores los primeros en adorar al niño recién nacido. Después de haber hecho él el bien en la Tierra en favor de sus seguidores, celebró con ellos una última comida y retornó al cielo. Al fin de los tiempos Mitra volverá para juzgar a los hombres. Él conducirá a los elegidos a la vida eterna. Mitra se convirtió en el Sol Invicto (sol invictus), título que pasó a Jesús. Mitra era el dios protector del ejército romano hasta que éste, en tiempos de Constantino, comenzó a luchar y a vencer en el signo de la cruz. Y el domingo, que es en adelante el "Día del Señor", fue y es todavía el día del dios solar (Sonntag, en alemán; Sunday, en inglés).

Los seguidores de Mitra se reunían para celebrar comidas cultuales de tal modo parecidas a las celebraciones cristianas de la eucaristia que, por ejemplo, Justino (+165) considera las comidas cultuales de Mitra como una imitación demoníaca de la eucaristia cristiana... Y Tertuliano (+ después del 220) hace remontar al diablo el que los seguidores de Mitra "expresen de modo tan maligno incluso las acciones mediante las que se realizan los sacramentos de Cristo".

En ningún modo imitaron los seguidores de Mitra la eucaristia cristiana, sino al révés.."

Los cristianos que vivieron tras la legalización hecha por Constantino se encargaron de adaptar las tradiciones paganas a las cristianas. Finalmente en el año 350, el papa Julio I reconoció oficialmente el 25 de diciembre como la Fiesta de la Natividad.

Así pues nos llegó la celebración de la Navidad. Parece entoncés que la religión mayoritaria de Occidente fue poco imaginativa y muy plagiadora. Y deténgase a pensar un momento como sería culturalmente el mundo, o por lo menos Occidente, si Constantino no hubiese catapultado al cristianismo. Quizás este 25 de diciembre no se diría Feliz Navidad, sino Feliz Sol Invicto.