24 febrero 2010

Profecía

Publicado por Grupo Asobe

Las profecías se han producido a lo largo de toda la historia y en casi todas las sociedades. Las culturas griega, babilonia o fenicia, tenían oráculos venerados. La leyenda de Casandra es un ejemplo de la maldición divina dictada por el Dios Apolo. El hinduismo también ostenta varios mensajes proféticos. En China, el Libro de las mutaciones (I Ching) predecía el futuro de aquellos que, tras consultarlo, llevasen una vida correcta. También las tres grandes religiones monoteístas son religiones orientadas hacia el futuro cumplimiento de expectativas: la salvación del alma, el fin de los tiempos, o la segunda venida (ya incumplida) de Jesucristo.

Las profecías son, por lo general, afirmaciones sobre el futuro que, sin embargo, no guardan relación con las predicciones. Las predicciones se fundamentan sobre un cálculo, un proceso lógico, mientras que las profecías son afirmaciones futuras sin base racional, si bien, según el profeta, ostentan un origen divino; teoría sobre la cual los escépticos nos preguntamos por qué un Dios todopoderoso que desea revelar algo a la humanidad, utiliza para ello a un solo hombre, en lugar de comunicarse, sin intermediarios, con toda la humanidad.

Si las profecías tienen cierta aceptación es porque no son precisas, permitiendo que una variedad infinita de futuros sean parte de la profecía. Obsérvese que la mayoría de profetas (sobre todo los bíblicos) evitan siempre dar nombres o fechas, y por lo tanto, dan pie a una serie ilimitada de combinaciones posibles, sin que en realidad se esté señalando nada concreto, salvo vaguedades de difícil identificación. Tales vaguedades protegen a los profetas de un fracaso ineludible. Además, la mayoría de profecías giran en torno a guerras, terremotos, sequías, inundaciones, muertes; nada, en definitiva, que requiera de poderes adivinatorios.

De entre todas las profecías las catastrofistas resultan especialmente interesantes por el impacto que tiene sobre la opinión pública. Por ejemplo, en 1986 los amigos de lo oculto profetizaron que el mundo sería destruido por el Cometa Halley, que en ese momento pasaba cerca de la tierra. Unos años después el excéntrico modisto Paco Rabanne advirtió que la vieja estación espacial rusa Mir iba a caer sobre la ciudad de París el 11 de agosto de 1999, fecha que coincidía con el último eclipse total del milenio.

Pero las profecías catastrofistas (o del fin del mundo) son también (y sobre todo) comunes a muchos grupos cristianos, aunque quizá ningún otro grupo ha profetizado el fin del mundo en tantas ocasiones como los Testigos de Jehová. Charles Taze Russell (1852-1916), fundador de la secta, interpretó los textos bíblicos y profetizó el fin del mundo entre 1874 y 1914. Cuando Russell murió en 1916 Joseph Franklin se puso al frente del grupo y calculó el fin del mundo para 1925, tras cuyo nuevo fracaso el grupo se volvió más prudente, pues el fin del mundo no volvió a ser profetizado hasta 1941, aunque después también para 1966, 1975, 1984 y 1994. No sabemos qué fechas circulan ahora por la imaginación de estos curiosos testigos, pero parece que tras semejante festín de “aciertos” la secta se conforma en la actualidad con decir que el fin del mundo está próximo.

A pesar de las constantes decepciones, en un clima de fe y esperanza, el fracaso de la profecía se torna tolerable. En cualquier otro contexto de la vida, una serie continuada de fracasos conducen al individuo al desánimo y abandono. Sin embargo, un individuo que ya ha aceptado como cierta la resurrección de Jesús, la maternidad de una virgen, o cualquier pasaje bíblico de carácter sobrenatural, tolerará el fracaso y aceptará de buen gusto nuevas reinterpretaciones de la profecía, extasiado con la idea de que sólo él y su grupo irá al cielo, mientras que el resto de la humanidad sucumbirá en el infierno por toda la eternidad.
Pues bien, acá mi profecía: "Las naciones se enfrentarán, cada una de ellas dispondrá a 11 de sus mejores guerreros en un continente negro. Todos ellos lucharán por conquistar un mundo de oro. Las naciones ponen sus esperanzas en quienes pueden controlar una esfera con los pies, aquellos que traspacen las redes del enemigo..."



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