21 agosto 2010

La llamada

Publicado por Yareli

Llamó a las tres de la mañana con la voz medio apagada por los incontables cigarros fumados a lo largo de la tarde y principios de la noche. Aún no estaba tan entrado en alcoholes, pensé.

-Y entonces al levantar la chamarra, derramé dos tragos -dijo un tanto sobresaltado- pero hubieras visto, que de haber querido, rompía una de las botellas y se la clavaa a ese hijo de puta en la cara y le sacaba los ojos, a ese pinche gordo de mierda, para que no esté mamando con sus pendejadas.

-Calma...- le respondí.

-No ¿y es que sabes cuál es el problema? Que todo es una basura, desde pequeños nos meten la jodida idea en la cabeza de que debemos ser y hacer las mismas cosas, todos., como imbéciles ¡La puta escuela! más que cualquier otra cosa. ¿Dónde se queda el placer, la diversión?

-Vale, pues no lo sé, supongo que debemos hacer que el sistema funcione de algún modo...

No sé qué más dijimos esa noche, pero no recuerdo haberlo escuchado antes o después tan borracho como ese día. La verdad, me parecía que su enojo sólo era la justificación de algo más grande. Pero no pregunté más; una de las certezas que sí tengo es que entre menos preguntes más informado estás.

-Dime algo lindo, anda... -dije, poco antes de cortar.

-Algo lindo es... esta sensación de rueda de la fortuna con ratón mecánico de feria- seguido de una risa convulsa, de cuando sabes que lo único mecánico ha sido tu respuesta. Y te supera. De pronto ya no es importante el motivo de la llamada, ni las cosas que se dicen. Tampoco las risas nerviosas o las expectativas asomadas entre el tequila y la complicidad al otro lado del teléfono.