12 noviembre 2010

Física, gatos y el equilibrio de fuerzas para beber

Los gatos son criaturas especiales, elegantes, y a veces enigmáticas, que en muchos aspectos hacen sus cosas de todos los días de forma muy inteligente. Pero antes de iniciar una flamewar de amantes de los gatos contra amantes de los perros, déjenme contarles y mostrarles un ejemplo. Con ayuda de cámaras de alta velocidad, científicos del MIT, Virginia Tech y Princeton han demostrado que para beber, los gatos se valen de un delicado equilibrio entre dos fuerzas físicas: la inercia y la gravedad.

El estudio en cuestión buscó ver exactamente cuál es la mecánica que usan los felinos (desde pequeños gatos domésticos, hasta gatotes como tigres y leones) para beber líquidos a lenguetazos. Va más o menos así: el gato extiende su lengua con la punta doblada hacia atrás, como una J invertida, haciendo que lo que toque realmente el líquido sea la parte superior de la lengua, una vez que hace contacto con la superficie del líquido, sin penetrarlo, el gato retrae la lengua y con ella se forma una columna de líquido entre la lengua en movimiento y la superficie del líquido, el gato entonces cierra la boca quedándose con parte de la columna de líquido y su hocico limpito.

Desde el punto de vista físico, lo que sucede es que al tocar la superficie del líquido, parte de éste se adhiere a la lengua del gato a través de adhesión líquida (lo mismo que pasa cuando tocamos agua con nuestras manos y ésta nos “sigue” un poco). Pero el gato retrae su lengua tan rápido que por una fracción de segundo la inercia que hace que el líquido tienda a seguir a la lengua, supera a la gravedad que atrae al líquido hacia abajo. Y claro, no es que el gato haya hecho los cálculos para saber exactamente cuando sucede esto, sino que por su instinto automáticamente sabe el momento justo en el que este equilibrio se rompe, y es allí cuando cierra la boca para capturar la columna de líquido.

Los que sí hicieron los cálculos son los científicos de esta investigación, que luego de horas de observar a los gatos y sus lenguetazos (¡y hasta construirse una lengua robótica!) establecieron la velocidad y frecuencia necesarias para lograr este fenómeno, y determinaron un modelo matemático que en base al tamaño de la lengua del felino en cuestión y la relación entre inercia y gravedad. Aunque el tamaño de gato varíe, el número del ratio entre fuerzas, es casi exactamente siempre el mismo, demostrando que la naturaleza pensó un equilibrio perfecto para que los gatos disfruten de su leche con la elegancia y eficiencia que los caracteriza, a diferencia de otros animales, como los perros que por ejemplo usan la lengua a modo de cucharón. Si se pusieron a intenten recordar como beben los gatos para ver si esto es cierto, o están pensando en irse a acechar uno mientras bebe de su tazón para comprobarlo, no hace falta porque hay un video de Cutta Cutta, el gato de uno de los científicos, en super cámara lenta para que lo vean:

Tal vez se estén preguntando para qué pasarse 3 años analizando algo tan simple y cotidiano. Bueno, por un lado, paraRoman Stocker, el dueño del gato del video y a quién se le ocurrió iniciar este estudio, se trató de un proceso “realmente arquetípico de cualquier estudio científico de un fenómeno natural. Se comienza con observación y una pregunta general (¿Cómo bebe un gato?) y luego se trata de responderla a través de experimentación y modelos matemáticos”.

Pero en definitiva, analizar como beben los gatos no es sólo por el placer de la ciencia misma de explicar un fenómeno, para los autores, comprender las estructuras blandas y cómo funcionan es un factor importante en el diseño de robots y modelos biomecánicos, que a menudo imitan cosas que la naturaleza sabiamente diseñó ya tan bien.