16 febrero 2011

El fallo

Y quise soñar pero me obligué a no hacerlo
porque sólo el fatuo y miserable sueña.

Solté en el instante una cándida lágrima por lo siniestro en lo celestial de ésta vida
De ésta existencia y los frutos en los que nos cobijamos.
Solté una lágrima por la familia, los amigos, y los extraños,
Por la sociedad, y algunos amores.
Solté una lágrima por el vacío de este destino infértil
Por saber de esperanzas y de emociones.

Y hallé que mis rabietas sucumben la tiranía del impulso que resuelve todo.
revelé que ésta revolución inspirada yace celestial en lo siniestro.
Que el más sabio nunca fue sabio, y el ignorante siempre fue y va siniestro
Que el dolor no es dolor e impávido atiborra mezquindades
Que como tonto hablo y justifico tonterías incluso cuando de ellas en el intento me aparto,
Que todos están ocultos entre tantos y por otros tantos tiempos
Uno menos de ellos a nadie importa
Y sin todos ellos nada realmente cambia