06 marzo 2011

La Época de los Engendros

"Como si valiera de mucho su propia existencia para dar a otro descendencia"

El otro día en el noticiario expusieron a varias parejas que eran infértiles, o que por alguna u otra razón no podían tener hijos, lloraban y suplicaban para que el Estado reconociera esta enfermedad (que tiene tratamiento) y les ayudara a subsidiarla. Es importante para ellos que su problema les sea resuelto porque no pueden vivir tranquilos sin el menester de sus vida su “sueño” de ser padres.

Pero yo me pregunto con un cierto grado de vergüenza ajena, por cierto: ¿Cuál es el valor de las personas para añorar como fin inexorable la procreación?
Veo que los hombres y mujeres imitan a las ratas cuando de procreación se trata, se multiplican como si fuese necesario acrecentar la camada, luchar por la subsistencia de una especie que hoy nace para vivir en la pasividad de un estado evolutivo estancado.
Parejas que en la dislexia y en la incultura predominante en sus vidas son absolutistas en la exigencia de su derecho a procrear ¿Qué otro rumbo sino el del finiquito le puede esperar a una sociedad plagada por seres vulgares que añoran lo que no harían si sus mentes fuesen un poco más avanzadas?
Dudo que nuestra evolución hoy trate de la emotividad, del amor madre e hijo, padre e hijo, el vinculo de amor padre – madre y el de familia, como para avalar que las mujeres y los hombres merezcan indiscriminadamente elaborar a través del proceso natural otro ser viviente, lanzado al mundo para afectar en su cuota mis circunstancias, el de la sociedad y el de la naturaleza.
Para aquello ellos imponen la moralidad intrínseca en el “Derecho de tener hijos”, ¡Es mi derecho tener hijos! ¿Ah?
Es inevitable la unión física entre un hombre y una mujer, y que en un momento de deseo y lujuria el hombre inserte penetrante en la libertad su miembro en la ingenua alma femenina pero el momentum puede ser consciente incluso en la perversión y controlado antes de sus secuelas.
Pero por mas que se haga propaganda muchos no acceden a controlar la descendencia indiscriminada, pues Al fin y al cabo ¿Qué otro fin transcendental se le puede dar a un ser existente que nace para morir en una sociedad paralizada por la ignorancia, la materialidad autodestructiva, y el ocio mundano?
El sueño de creer que son necesarios siendo ratas, productivas solo para si mismas en un lapsus de tiempo y no en lo perdurable sólo producirá que en el tiempo de los grandes la aniquilación masiva sea la solución más simple para reconstruir el camino de los Sapiens.

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