01 marzo 2011

Sabiduría de la vida

"El que el mayor talento es invisible para el que no lo tiene"
Sabiduría de la vida, Arthur Schopenhauer.

Nadie puede ver por encima de sí mismo. Quiero decir con eso, que no se puede ver en otro más de lo que es uno mismo, porque cada cual no puede comprender a otro sino en la medida de su propia inteligencia. Si ésta es de la especie más mínima, todos los dones intelectuales más elevados no le impresionarán de ningún modo, y no observará en este hombre de tan altas dotes sino lo más vil que hay en su individualidad, a saber: todos los defectos y todas las debilidades de temperamento y de carácter. He aquí de qué estará compuesto el grande hombre a los ojos del hombre vulgar. Las facultades intelectuales más eminentes del uno no existen para el otro, como no existen los colores para el ciego. El que el mayor talento es invisible para el que no lo tiene, y todo el cálculo es el producto del estimado por la esfera de apreciación del estimador.
El que cree que en el mundo los diablos nunca andan sin cuernos y los locos sin cascabeles, será siempre víctima o juguete de ellos. Agreguemos a todo eso que, en sus relaciones, las personas hacen lo que la luna y los jorobados, es decir, que no nos enseñan nunca más que una cara; tienen un talento innato para transformar su rostro, por medio de una mímica hábil, con un disfraz que representa exactamente lo que debieran ser en realidad; ese disfraz, cortado exclusivamente a la medida de su individualidad, se adapta y se ajusta tan bien, que la ilusión es completa. Cada cual se lo pone siempre que se trata de hacerse acoger bien. No debe uno tampoco fiarse de él más que de su disfraz de tela encerada, recordando el excelente proverbio italiano: Non é si tristo cane, che non mení la coda. (No hay perro tan desdichado que no mueva la cola.)
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Arthur Schpenhauer. Sabiduría de la Vida.