01 abril 2011

Bramando mi muerte hacia la orilla del mar

Ser poeta es ser capaz de atrapar el alma de las cosas y trasladarlas al ver
Pamela Rodriguez Piminchumo
Encaminándome por sueños diluidos
voy aberrando los recuerdos;
Como arena entre mis manos
de tiempos desvalidos.

Atrayendo un afloro palpitar
como eco a mi oído
navego hacia lo desconocido.
Y el abad de mi ministerio yace perdido
Voy anidando los lamentos en la solana
de mi tejada y tu sombra en una esquina
sin emitir palabra.

Con mil sentimientos y pensamientos ecuménicos;
dialogo ya con las memorias
y espero esa ola de verdades
que me ahogue por la mañana.
Acordes unísonos
descubiertos en el abismal
de unos labios
que me van degustando la demencia
deletreando su abecedario
esperando la llamada.

Suenan las campanas de mi ministerio
abriendo sus puertas en su frágil fe
y este pútrido gusano que me devora las entrañas
rasgos de muerto, miradas que no hablan
y tú en una esquina sin emitir palabra.

Mientras se desvanece mi reflejo en el espejo
suenan campanas de duelo
bramando mi muerte
hacia la orilla del mar,
he partido al fin
al mas allá.