28 octubre 2011

CASANOVA Cap. 4

Durante la segunda guerra mundial, dejé de ser un simple contrabandista para convertirme en un mito, cuando los italianos, me apodaron Casanova.
Pues, ellos aseguraban que al igual que el legendario veneciano, mi rostro era desconocido por todos y mi persona, seducía y enamoraba para luego delinquir.
Mas, muchos países aún ofrecen recompensas por mi captura y por personajes ficticios que yo hube creado para despistar a las autoridades. Las mujeres fantasean con fundirse en los brazos del afamado forajido y los hombres, entregarían todas sus posesiones por experimentar la sensación de ser quién yo fui por décadas.
Ahora en mi vejez, solo soy un anciano que vaga por el mundo siendo testigo de cómo el ser humano, no logra deshacerse de su propia ignorancia y repite permanentemente sus errores.
No soy bueno, nunca lo fui. Pero este viejo ilusionista, tuvo mucha experiencia.
He aquí mis vivencias.
Después de 40 años de no hacerlo, camino por un Berlín muy diferente al que hube conocido en los últimos tiempos del nazismo. Cuando durante meses, creé un plan con el que conseguí mediante documentos y personalidades falsas, robarle al tercer Reich 50 toneladas de pertrechos militares... (Ver más...)
Enviado por Javier Poledri