27 octubre 2011

Reflexiones desde el subsuelo.

Para Juss, como siempre mi voz en la soledad

La única excusa que me hizo coger el coche aquella mañana gris fue probar el arroz con costra del chef Antuan del Pozo de la Nieve. Ya me habían contado maravillas de su cocina, pero como suele sucederme no creo en la palabra de los demás, y menos si se trata de temas gastronómicos.
Cuando por fin llegué al Pozo de la Nieve después de conducir más de lo que necesitaba, pensé seriamente en matar a Hernando Márquez, el organizador de aquella parada de monstruos demasiado negros como para vivir fuera de sus páginas. Sonreí, al menos el sentido del humor lo tenía intacto. Más valía que el arroz con costra estuviese a la altura de la Capilla Sixtina, si no tendríamos problemas. Bajé del coche algo hastiado, tenía ganas de estirar las piernas y respirar aire puro. Me desperecé como un oso amaestrado en el aparcamiento; llegados a aquel punto, no me importaban las miradas indiscretas. Una ojeada rápida al Hotel Restaurante y las expectativas se cumplieron. “El Pozo de la Nieve era digno de visitar”, me dije a media voz mientras sacaba con algunas dificultades las maletas del maletero. Pip-pip, la alarma cantó como un jilguero ronco. Sólo iba a pasar un fin de semana y llevaba equipaje como para irme a la guerra. Ya me lo decía mi ex-mujer: “Eres muy presumido, ¿para qué quieres tanta ropa si no te la vas a poner?” (Ver más...)