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Los niños jugaban a tapar la luz en pleno mes de diciembre.
Desde el parque se divisaba el eminente astro que iluminaba aquella tarde de invierno. Rubén, Candela y Yago alzaban la mano hacia el Sol e intentaban esconderlo, pero la claridad que éste emanaba era imposible de eludir. Los pequeños intentaron de todo: desde cubrirlo con una bolsa de plástico, hasta echarle un poco de agua, a ver si se apagaba. Pero nada. Decepcionados, llegaron hasta el bar donde sus madres se hallaban tomando un café.
-¿Y esas caras?
-El Sol no se va- respondieron.- Y así nunca llegará la Navidad, porque Papá Noel llega con nieve.
Laura Martínez
Desde el parque se divisaba el eminente astro que iluminaba aquella tarde de invierno. Rubén, Candela y Yago alzaban la mano hacia el Sol e intentaban esconderlo, pero la claridad que éste emanaba era imposible de eludir. Los pequeños intentaron de todo: desde cubrirlo con una bolsa de plástico, hasta echarle un poco de agua, a ver si se apagaba. Pero nada. Decepcionados, llegaron hasta el bar donde sus madres se hallaban tomando un café.
-¿Y esas caras?
-El Sol no se va- respondieron.- Y así nunca llegará la Navidad, porque Papá Noel llega con nieve.
Laura Martínez
