08 marzo 2009

El sabor libertario del cine

Publicado por Grupo Asobe

Es sencillo: tienes que pensar que el personaje más individualista y borde del mundo también tiene sentimientos. Con esa premisa te adentras en el cine, te sientas en tu butaca y te dispones a ver dos horas de la maestría del cine de Clint Eastwood. ¿Estás convencido?

Si no lo estás todavía estás cometiendo un grave error. No te dejes llevar por la crítica “especializada”. Tildar esto de cutre “obra menor” es de locos. Que sí, que son un par de jardines, un par de casas y un Gran Torino GT. Pero precisamente de su sencillez irradia su calidad. Gran Torino es un compendio de la obra de Clint. Un drama sentimentaloide, sí, pero que nace de un tipo duro como el protagonista, Walt Kowalski.

Walt es alguien hecho a sí mismo. La vida le ha dado bofetadas que han ido cimentando su carácter. La última, la pérdida de su mujer. Sencillo arranque. Si a eso le añadimos que el barrio está lleno de asiáticos y él es racista, tenemos todo lo que necesitamos saber.

Y entre ese mar, tenemos un sabor extraordinariamente liberal-libertario. Nos encontramos una adulación al esfuerzo individual y personal y al “american dream” que tanto gusta al maestro Clint. Y también nos encontramos con una defensa de la propiedad personal y privada, aunque pase por defenderla a tiros (por no hablar de la cara-poema que pone cuando el hijo decide en su lugar por su vida).

¿Egoísmo? No. Ni siquiera como lo entendemos en la actualidad. Tampoco el racional. Es una película que trasciende de todo eso. Como dijo Fonseca, es íntima. Y además, conlleva una filosofía moral totalmente personal. No deja de sonar diferente, por mucho que hayamos visto la misma situación, que un jodido racista se encariñe con la vecina familia asiática hasta tal punto de defenderla a muerte.

Y al final, deja a un lado prejuicios y a la propia familia biológica para entregarse al joven Thao, al que le enseña los valores imprescindibles para sobrevivir; el trabajo, el mérito, el esfuerzo... En definitiva, los mismos valores que a él le han hecho grande. Chapó por Clint. Mezcla el sentimentalismo de Million Dollar Baby rescatando como protagonista a Harry. Ha hecho una película grande, como a lo que nos tiene acostumbrados.