12 agosto 2009

La Transgresión Valórica

Publicado por Grupo Asobe

jam.jpg image by cuenka


Fe, esperanza y caridad. Las tres virtudes teologales que ha ligado, que ha impuesto el Cristianismo a la historia de Occidente. Pues, qué es la historia de Occidente sino la historia del Cristianismo?

No olvidemos, empero, que si bien el desarrollo de la historia de Occidente mantiene una relación de suma dependencia con el hacer de los cristianos, sus raíces se enclavan en las fecundas riberas de las Civilizaciones Clásicas, especialmente de la cultura helénica. Hasta aquí, nada que objetar: lo azares históricos así lo han requerido y hemos de aceptar el devenir de los acontecimientos.

Fe, esperanza y caridad. Por añadidura, han regido a lo largo de los siglos. Son dogmas inapelables, incorruptibles, imperecederos: cristianos. Pero yo dir¡a algo más: son valores transgredidos. Valores infringidos, conculcados, vulnerados.

Veamos. Qué es la fe, la fe cristiana, la fe del absolutismo y de la redención? No es más que la sumisión a un ente divino, aquí‚ capaz de salvarnos o condenarnos. ¿Sumisión? Fe, en la Antigua Grecia, era sinónimo de valor, de autoestima, de poder. La mentalidad helénica no concebía la sumisión a lo trascendente. Los Idolos eran aliados o enemigos; el ser o no ser capaz, v lido, sólo dependía de los hombres. La fe era por y para una única causa: el engrandecimiento del individuo.

Sigamos. La esperanza como manipulación. Todos hemos oído hablar de la Caja de Pandora. S¡, aquella que encerraba en su interior todos los males de los hombres y que, por desconsideración, fue abierta, liberándose su contenido y esparciéndose éste por el mundo. Ah, pero quedó dentro de ella la esperanza, bendita esperanza, la única capaz de darnos fuerzas para seguir soportando la existencia en este "Valle de Lagrimas", la única que hace llevadera la vida del ser humano. Y yo me pregunto: ¿qué hacía tan venerable e impoluta "deidad" dentro de ese conglomerado de perdiciones y perjuicios que tenían por morada la caja de la por siempre odiada Pandora? La respuesta es fácil: estar con los de su condición. ­¿Cómo?, ¿la esperanza? Pues así es, ya que la esperanza es considerada el peor de los males por los griegos, de tal modo que ni que de aquel presidio, junto a los demás males, fue liberada. El Cristianismo, por su parte, nos ha ofrecido la primera versión, totalmente incoherente y contradictoria, como ya hemos comprobado. La esperanza, según el espíritu de los helenos, no era sino la vejación de lo presente, de lo inmediatamente requerido. Ellos no querían anhelar las cosas; simplemente, deseaban poseerlas.

Terminemos. La caridad. La compasión. Virtud del que perdona, del que es clemente; del que aspira a sentirse superior. Al parecer, esto último no encaja con el comportamiento del buen cristiano, no; todos somos iguales ante Dios. Mas, ¿qué encubre el perdón misericordioso sino el preeminente placer de la superioridad? Aquí el que perdona, el redentor, experimenta un alzamiento de su ego a través de la humillación del que es perdonado, del redimido. Si no, qué necesidad tendría de tal acto? ¿No sería mucho más noble, y mucho más altivo, el trato ,verdaderamente igualitario del vencedor para con el vencido, procurando un fin justo y cabal para éste por parte de aquél? De esta manera se crearían verdaderos comportamientos de igual a igual, aceptándose la derrota como una posibilidad dentro del juego de la confrontación, no como una humillación. As¡ pensaban los griegos.

Pero la moral cristiana, en su afán imitatorio, ha transgredido los auténticos valores clásicos, moldeándolos y utilizándolos a su antojo. Para que veamos que nuestro pequeño mundo es relativo hasta en sus m s "puros" e inquebrantables principios.




Visita mi Blog!
http://thecustomboutique.com/fpdb/images/icon_blogger.gif