21 octubre 2010

INTERFAZ CEREBRAL PARA PERSONAS QUE NO PUEDEN HABLAR NI HACER SEÑAS

El equipo del bioingeniero Bradley Greger ha sido capaz de descifrar señales cerebrales vinculadas al lenguaje y reconocer algunas palabras, gracias a un dispositivo que promete ser utilizable durante largos periodos de tiempo por pacientes paralizados que no pueden hablar y tienen dificultades para comunicarse por señas (o les resulta imposible). Ahora, en el mejor de los casos, las personas con estas parálisis severas sólo pueden comunicarse con los escasos movimientos que puedan realizar,como por ejemplo un parpadeo, o un movimiento casi imperceptible de la mano, para escoger arduamente letras o palabras de una lista.

Opinión del chimpance; "Cómo han avanzado estos mother f$·%·!"

Debido a que el nuevo método todavía necesita ser perfeccionado e implica colocar electrodos intracraneales, Greger calcula que aún pasarán varios años hasta que comiencen los ensayos clínicos en personas con parálisis severas.

El equipo de investigación de la Universidad de Utah colocó redes de diminutos microelectrodos sobre los centros del habla en el cerebro de un voluntario con ataques severos de epilepsia. Al hombre ya se le había hecho una craneotomía (una extracción parcial y temporal del cráneo) con el fin de que los médicos pudieran colocar electrodos convencionales más grandes y localizar la fuente de sus ataques epilépticos para detenerlos quirúrgicamente.

Usando los microelectrodos especiales, los científicos captaron y grabaron las señales provenientes de esas zonas del cerebro encargadas del lenguaje, cuando el paciente leía repetidamente cada una de las 10 palabras que podrían ser las más útiles para una persona paralizada: Sí, No, Caliente, Frío, Hambriento, Sediento, Hola, Adiós, Más y Menos.

Después, probaron a deducir cuáles de las señales cerebrales registradas representaban a cada una de las 10 palabras. Lograron identificar correctamente las señales en un buen número de casos, aunque el margen de error todavía es demasiado elevado y habrá que perfeccionar la técnica.

Las personas que en el futuro podrían beneficiarse de un dispositivo inalámbrico que convierta los pensamientos en palabras habladas son, por ejemplo, las que están paralizadas por infartos, traumatismos y la enfermedad de Lou Gehrig.

Como los microelectrodos no llegan a penetrar en la masa cerebral, se considera seguro colocarlos sobre las áreas cerebrales del lenguaje, a diferencia de los otros electrodos que sí penetran en el cerebro y que se han usado en dispositivos experimentales para ayudar a personas paralizadas a controlar un cursor de ordenador o un brazo artificial. Esos electrodos que penetran en el cerebro entrañan un riesgo considerablemente mayor de infecciones, entre otros efectos secundarios.

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