13 septiembre 2009

Argumento : “La Experiencia Personal”

Publicado por Grupo Asobe

Y se cuenta la historia:…A mitad de la noche; él y su novia fueron despertados en su tienda por la voz del diablo—el mismísimo Satán; no podía haber ninguna duda posible: la voz era en todo sentido, diabólica. Mi amigo nunca olvidaría esta horripilante experiencia, y fue uno de los factores que más tarde lo llevaron a él a ser ordenado como sacerdote. Mi ser juvenil fue impresionado por esta historia, y yo la relaté en una reunión de zoólogos que descansaban en el hotel Rose and Crown Inn, de Oxford. Sucedía que dos de ellos eran experimentados ornitólogos; y ellos estallaron de la risa. “!Manx shearwater!” gritaron ellos a coro en deleite. Uno de ellos añadió que los chirridos y graznidos de esta especie [de gaviota] le han ganado; en varias partes del mundo, y en varios idiomas, el apodo local de “Pájaro del Diablo”.

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Manx shearwater (pájaro del diablo)

Muchas personas creen en Dios porque ellos creen que han visto una visión de él—o de un ángel; o de una virgen en azul—con sus propios ojos. O él le habla a ellos en el interior de sus cabezas. Este argumento basado en la experiencia personal es el más convincente para aquellos que afirman haberla tenido. Pero es el menos convincente para todos los demás; y para cualquiera que sea conocedor sobre sicología.

¿Usted dice que ha experimentado a Dios directamente? Bien, algunas personas han experimentado a un elefante rosado; pero eso probablemente no lo impresiona a usted.

Peter Sutcliffe, el destripador de Yorkshire, claramente escuchaba la voz de Jesús diciéndole a él que asesinara mujeres; y fue encerrado de por vida. George W. Bush dice que Dios le dijo a él que invadiese a Irak (es una lástima que Dios no le concediese a él una revelación de que no existían armas de destrucción masiva). Individuos en asilos piensan que son Napoleón o Charlie Chaplin; o que todo el mundo está conspirando en su contra; o que ellos pueden transmitir sus pensamientos hasta el interior de las cabezas de otra gente. Nosotros hacemos chistes sobre ellos, pero no tomamos en serio sus verdades internamente reveladas, mayormente porque no mucha gente las comparte. Las experiencias religiosas son diferentes sólo en que las personas que afirman haberlas tenido, son numerosas. Sam Harris no estaba siendo totalmente cínico cuando escribió en The End of Faith (El Fin de la Fe), lo siguiente:

Nosotros tenemos nombres para las personas que tienen muchas creencias para las cuales no existe justificación racional. Cuándo sus creencias son extremadamente comunes, las llamamos “religiosas”; de otra manera, probablemente se las llame a ellas: “loco”, “sicótico” o “delusional”...Claramente, existe la sanidad mental en cantidades. Pero aún así, es meramente un accidente de la historia que es considerado normal en nuestra sociedad, creer que el Creador del universo puede escuchar nuestros pensamientos; mientras que es demostrativo de enfermedad mental creer que él se está comunicando con usted haciendo que la lluvia golpee la ventana de su cuarto, usando la Clave Morse. Y así, mientras las personas religiosas no están generalmente locas, sus principales creencias absolutamente lo son.

Regresaré al asunto de las alucinaciones en el capítulo diez.

El cerebro humano opera un software para simulaciones, de primera clase. Nuestros ojos no le transmiten a nuestro cerebro una fotografía fiel de lo que está allá afuera; ni una película exacta de lo que está ocurriendo a través del tiempo. Nuestros cerebros construyen un modelo que es actualizado continuamente: actualizado mediante pulsos codificados que repican rápidamente a lo largo del nervio óptico; pero de todas formas, construidos. Las ilusiones ópticas son un vívido recordatorio de esto.[1] Una clase mayor de ilusiones; de las cuales el Cubo de Necker es un ejemplo, surgen porque los datos sensoriales que recibe el cerebro son compatibles con dos modelos alternativos de la realidad. Al no tener el cerebro ninguna base para escoger entre ellos, alterna, y nosotros experimentamos una serie de cambios de un modelo interno al otro. La fotografía que estamos viendo; parece, casi literalmente, voltearse para convertirse en otra.

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Fije su vista en el punto rojo de este Cubo de Necker para que lo compruebe

El software para simulaciones del cerebro es especialmente adepto a construir rostros y voces. Yo tengo al pie de mi ventana una máscara plástica de Einstein. Para no sorpresa, parece un rostro sólido. Lo que es sorprendente es que; cuando es vista desde atrás—hacia el interior hueco—también luce como un rostro sólido, y nuestra percepción de ella es de hecho, bien extraña. A medida que el observador se mueve alrededor, el rostro parece seguirlo—y no en el sentido débil y nada convincente en el que se dice que los ojos de la Mona Lisa lo siguen a uno. La máscara hueca: realmente, realmente, luce como si se estuviera moviendo. Las personas que no han visto la ilusión previamente; se asombran. Aún más extraño es; que si la máscara es montada en un soporte que gire lentamente, parece como si girara en la dirección correcta cuando se observa a su lado sólido, pero en la dirección opuesta cuando se observa a su lado hueco. El resultado es que, cuando uno observa la transición de un lado al otro, el lado que viene parece “comerse” al lado que se va. Es una sorprendente ilusión, que vale la pena observar. Algunas veces uno puede llegar sorprendentemente cerca al rostro hueco y todavía no ver que es realmente hueco. Cuando uno llega por fin a notarlo, hay un cambio repentino, que puede revertirse.

¿Porqué ocurre eso? No hay truco en la fabricación de la máscara. Cualquier máscara hueca, hará lo mismo. Toda la truculencia está en el cerebro. El software interno para simulación recibe datos que indican la presencia de un rostro; quizás nada más que un par de ojos, una nariz y una boca, en aproximadamente los lugares correctos. Al haber recibido estas pocas claves, el cerebro hace el resto. Arranca el software de simulación de rostros y construye un modelo sólido completo de una cara; aunque la realidad presentada a los ojos, sea una máscara hueca. La ilusión de rotación en la dirección equivocada resulta de (es bastante difícil, pero usted lo puede pensar profundamente y confirmarlo), que una rotación en reversa es la única forma de que los datos ópticos tengan sentido—cuando una máscara hueca está siendo percibida como una máscara sólida.[2] Es como la ilusión de un disco de radar en rotación que algunas veces uno ve en los aeropuertos. Hasta que el cerebro cambia hasta el modelo correcto del disco de radar, vemos rotando un modelo incorrecto en la dirección equivocada en una extraña y absurda forma.

Digo todo esto sólo para demostrar el formidable poder del software para simulación del cerebro. Éste es completamente capaz de construir “visiones” del poder más “verídico”. Simular a un fantasma o a un ángel, o a una Virgen María, sería un juego de niños para un software de este nivel de sofistificación. Y lo mismo puede decirse del sentido del oído. Cuando oímos un sonido, éste no es fielmente transportado hasta el nervio auditivo y transmitido al cerebro, como si fuese un Bang and Olufsen [marca comercial] de alta fidelidad. Y al igual que con la visión, el cerebro construye un sonido modelo, basado en datos del nervio auditivo, actualizados continuamente.

Esa es la razón por la cual nosotros oímos un soplido de trompeta como una sola nota, en vez de una composición de sonidos armónicos de tonos puros que son producidos por su ronquido de bronce. Un clarinete tocando la misma nota, suena “maderoso”, un oboe suena “cañoso”, debido a los diferentes balances de los armónicos.

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Trompeta Oboe Clarinete

Si usted manipula cuidadosamente un sintetizador de sonidos, para que produzca los armónicos uno por uno, el cerebro los escucha como una combinación de tonos puros durante un corto período de tiempo; hasta que su software para simulaciones “lo capta”, y de allí en adelante experimentamos sólo una sola nota pura de trompeta, oboe, o cualquier otro instrumento que sea. Las vocales y las consonantes del habla son construidas en el cerebro del mismo modo; y así, a otro nivel de fonemas y palabras de alto orden.

Una vez; cuando niño, escuché a un fantasma: una voz masculina que murmuraba, como si estuviese recitando una plegaria; pero no pronunciaba las palabras exactamente. Parecía tener un timbre de voz serio y solemne. A mí me habían contado historias sobre agujeros de sacerdote en casas antiguas, y estaba un poco asustado. Pero me levanté de la cama y me arrastré hasta la fuente del sonido. A medida que me acercaba más y más, el sonido se hacía más alto; y repentinamente, “cambió” dentro de mi cabeza. Yo estaba ahora lo suficientemente cerca para discernir lo que era realmente. El viento, entrando en ráfagas a través del ojo de la cerradura, estaba creando sonidos que el software para simulación de mi cerebro, estaba usando para construir un modelo del habla masculina; solemnemente entonado. Si hubiese sido un niño más impresionable, es posible que hubiese “oído” no sólo un discurso ininteligible, sino palabras en particular y hasta oraciones. Y si hubiese sido ambos; impresionable y criado religiosamente, puedo imaginarme cuáles palabras hubiese hablado el viento.

En otra ocasión; cuando era cerca de la misma edad, vi una cara redonda gigante mirando con una malevolencia indescriptible; afuera, a través de una ventana de una casa ordinaria en una aldea a la orilla del mar. Temblando, me acerqué hasta que estaba lo suficientemente cerca para ver lo que era realmente: simplemente un vago patrón parecido a un rostro creado por la caída al azar de los pliegues de una cortina. El rostro en sí mismo; y su malvado aspecto, habían sido totalmente construidos en mi temeroso cerebro de niño.

El 11 de septiembre de 2001, personas piadosas pensaron que vieron un rostro de Satanás en el humo que ascendía de las Torres Gemelas: una superstición apoyada por una fotografía que fue publicada en la internet y ampliamente distribuida.

Construir modelos es algo en lo cual el cerebro humano es muy bueno. Cuando estamos dormidos, es llamado, sueño; cuando estamos despiertos lo llamamos imaginación o; cuando es excepcionalmente vívido, alucinación. Como demostrará el capítulo diez, los niños que tienen “amigos imaginarios” algunas veces los ven claramente; exactamente como si fuesen reales. Si somos impresionables, no reconocemos a la alucinación o sueño lúcido por lo que es, y afirmamos haber visto u oído a un fantasma; o a un ángel; o Dios; o—especialmente si sucede que somos jóvenes, hembras y católicos—a la Virgen María. Tales visiones y manifestaciones, ciertamente no son buenas bases para creer que los fantasmas, ángeles, dioses, o vírgenes, realmente están allí.

Visiones en masa, como el reporte de que setenta mil peregrinos de Fátima; en Portugal, vieron en 1917, al sol “desprenderse del cielo y estrellarse sobre una multitud”, [3] son más difíciles de descartar. No es fácil explicar como setenta mil personas pudiesen haber compartido la misma alucinación. Pero es aún más difícil aceptar que eso realmente ocurrió, sin que el resto del mundo—fuera de Fátima—no lo viese también; y no sólo también verlo, sino sentirlo como la catastrófica destrucción del sistema solar, incluyendo fuerzas de aceleración suficientes para succionar a todas las personas hacia el espacio. Irresistiblemente, viene a la mente, la prueba precisa para los milagros de David Hume: “Ningún testimonio es suficiente para establecer un milagro; a menos que, el testimonio sea de tal naturaleza, que su falsedad sería más milagrosa que el hecho que trata de establecer”.

Puede parecer improbable que setenta mil personas puedan ser simultáneamente delusionadas; o que simultáneamente se uniesen maliciosamente para relatar una mentira masiva. O esa historia está errada al registrar que setenta mil personas afirmaron haber visto bailar al sol. O que ellas todas simultáneamente, vieron un espejismo (ellos habían sido persuadidos de mirar fijamente hacia el sol; lo que no pudo haber hecho mucho bien a su sentido de la vista) Pero cualquiera de esas aparentes improbabilidades es más probable que la alternativa: que la Tierra fue repetidamente y abruptamente, sacudida hacia los lados en su órbita, y que el sistema solar fue destruido, con nadie fuera de Fátima notándolo. Quiero decir; Portugal no está tan aislado para eso.[4] Esto es realmente todo lo que necesita ser dicho sobre las “experiencias” personales sobre dioses u otros fenómenos religiosos. Si usted ha tenido tales experiencias, usted podría muy bien hallarse creyendo firmemente que eran reales; especialmente si tenemos la más ligera de las familiaridades con el cerebro y su poderoso funcionamiento.


[1] La totalidad del asunto de las ilusiones es discutido por Richard Gregory en una serie de libros; incluyendo a Gregory (1997).

[2] Mi propio intento de hacer una explicación detallada, está en las páginas 268 y 269 de Dawkins (1998)

[3] http://www.sofc.org/Spirituality/s-of-fatima.htm

[4] Aunque admitidamente, los padres de mi esposa se hospedaron una vez en un hotel de París, llamado: Hôtel de l’Universe et du Portugal.