31 julio 2010

A causa de un transeúnte

Publicado por Grupo Asobe


Escritora: Dani P. Blog; Sincandados

Ella, centrada y tranquila, tragaba un sorbo de su café. Sentada en una banquilla del parque, dejaba que su mirada saltara de transeúnte en transeúnte buscando rastros de curiosidad.


De repente sucedió. Mientras sus ojos no lograban desligarse del último transeúnte, una fiebre inesperada le subió por la espalda. Intentó apaciguar el primer síntoma tragándose el café, pero de nada sirvió. Un ejército de hormigas la recorrió entera, entrando a su estómago y aniquilando a cuanta mariposa encontrara a su paso. La mujer intentó desviar su atención obligándose a poner de pie, y en ese instante las hormigas lanzaron sus cuerdas asfixiando su esófago y haciéndola perder su cordura.

El transeúnte al verla, se acercó preocupado y sin saber que hacer, inició una de las conversaciones más triviales, como si a alguien le interesaran las conversaciones de fútbol en la mitad de una guerra. El nudo de su esófago le apretó también la garganta y la pobre mujer (que estaba siendo atacada por diversos frentes) intentó hacerse la interesante, la que “aquí no pasa nada”, hasta que sus ojos se despegaron de los ojos del otro y saltaron a la mano que tomaba a otra y luego a los ojos de otra que esperaba paciente que terminara la conversación.

El transeúnte, después de preguntar si se encontraba bien y obtener un sí de respuesta, procede a presentarle a la dueña de la espera. La mujer a los ojos de la víctima, petaca, sin estilo, tímida, sin gracia, demasiado flaca, y demasiado pintarrajeada, acariciaba el antebrazo del transeúnte y una sonrisita cínica se dibujó en la cara de la mujer. Un ejercitó de hormigas ahora saltaba sobre su corazón, y jugaban dentro con la poca autoestima que quedaba. De repente, un momento de lucidez se hizo presente, y educada despidiose de beso en la mejilla de ambos y le ordenó a sus piernas que avanzaran, una detrás de la otra y sin tambalear, mientras en su tumba, con cada paso dado, se dibujaba la frase, Aquí yacen los restos de otra mujer muerta de celos.